Pero el nuevo reto que tiene Dicraprio y que se convertirá en su pasaporte para volver a América para ver a sus hijos es que debe entrar en la mente de un joven empresario e implantarle una idea para que no continúe con la empresa que su padre, a punto de morir, le heredará. Para implantar aquella idea se necesita un estado de profundidad 4 veces mayor al de un sueño ordinario.
En esta ocación necesitan la ayuda de una joven arquitecta que hará los planos de los sueños en los que se escabullirán y la operación es de tal peligro que si alguno muere dentro del sueño permanecerá en el limbo para siempre.
EL protagonista logra derrotar al imaginario de su mujer, que ya ha muerto hace algunos meses y puede volver a casa para compartir tiempo con sus hijos, después de tantos meses de ausencia.
